Salones vacíos en Venezuela ante llamado de regreso a clases
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En medio del temor a contagios, no todos los padres acataron el llamado a clases presenciales en Venezuela, anunciado para este 25 de octubre por el presidente Nicolás Maduro.
Los médicos del país habían advertido que la tercera ola por covid-19 estaba en su apogeo y que si no se tomaban las medidas correctas, el riesgo de expansión en los salones sería aún mayor.
Pero, además del temor al virus, los planteles no estaban aptos para recibir a los más de siete millones de estudiantes de educación básica que están inscritos en el sistema educativo venezolano.
La Unidad Democrática del Sector Educativo (UDSE) registró que un 95 por ciento de escuelas en el país que necesitaban reparaciones urgentes. En total, solo 30 por ciento de los estudiantes acudieron al llamado presidencial, según datos de esta organización aportados a EL TIEMPO.
Raquel Figueroa, coordinadora nacional de la UDSE, lamentó que la “improvisación” del Estado incida en el retorno a clases “ya que pasó mucho tiempo sin recuperar los planteles, colocando un retraso en el calendario del proceso pedagógico”.
Edificaciones colapsadas, sin techos, ni agua ni luz, fueron parte de los reportes de los directivos en escuelas que no pudieron recibir a sus alumnos.
A primera hora de la mañana pocos padres y niños circulaban por las calles de Caracas de regreso a sus escuelas luego de un año y siete meses recibiendo, en el mejor de los casos, educación a distancia.
No todos los estudiantes contaron con la tecnología necesaria para obtener de manera óptima la formación desde sus hogares. Sin embargo, algunos tendrán que continuar bajo esa modalidad.
El Sindicato Venezolano de Maestros del Distrito Capital reportó que solo en Caracas la presencia de alumnos no llegó al 50 por ciento y el 80 por ciento de los recintos no estaba listo para iniciar actividades. “En la escuela Josefna Daviot colapsaron las paredes y los padres recibieron información para seguir educando desde casa”, confirmó a este diario Edgar Machado, presidente del Sindicato.
La falta de docentes en la educación pública también hizo mella. Según el Ministerio de Educación, para el 2019 el país contaba con 430.515 maestros. Pero la migración impactó y para 2021 la cifra se ubica en 325.000 profesionales.
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La UDSE cree que ese número se modificó y la ubican en 50 por ciento la deserción de maestros, quienes ganan menos de 10 dólares al mes, por lo que difícilmente les resulte atractivo volver a los salones.
Aunque esta realidad es dibujada por el gremio docente, desde los medios oficiales se mostró un reinicio de clases “exitoso”, encabezado por la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodríguez, y la ministra de Educación, Yelitze Santaella.
Desde Fuerte Tiuna, complejo militar con liceo para civiles, aseguraron que todo marchaba en orden según las indicaciones presidenciales, lo que incluía la vacunación de los jóvenes a partir de los 12 años.
Hace unos días, luego de un encuentro con autoridades cubanas, Maduro informó al país que a partir de este lunes los niños serían vacunados. Aunque el mandatario no especificó con cuál vacuna, se hablaba que sería con la cubana Abdala. Sin embargo, los pocos que fueron inmunizados este lunes recibieron la china Sinopharm.
La organización Médicos Unidos de Venezuela había advertido que utilizar la Abdala representaba un riesgo porque el fármaco no había sido aprobado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), por lo que muchos padres tenían temor de llevar a sus hijos al colegio.
Pero la preocupación no fue tal porque de los supuestos 5.000 recintos educativos que serán habilitados para vacunar a los alumnos, al menos en Caracas solo se vio activo uno solo, detalló Figueroa.
El ministro de Salud, Carlos Alvarado, dijo que al menos en Caracas serían 113.000 los jóvenes a inmunizar. Mientras se daban esas declaraciones, varios maestros acudieron a la Defensoría del Pueblo a protestar porque además del bajo sueldo, con el que se debaten si “ir a clases o comer”, aseguraban que ni agua ni jabón había para mantener las medidas de bioseguridad.
«Esto que está haciendo Maduro es un crimen, y que la Defensoría del Pueblo que no se pronuncie también es un crimen. Maduro destruyó la educación», sentenció Gricelda Sánchez, vocera del Sindicato de Maestros de Venezuela.
Fuente: ET