Rafael Nadal: una derrota sorpresiva en el Masters 1000 de Roma y los dolores que lo persiguen
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Otro dolor. Ahora, el más grande: justo en la antesala de Roland Garros, en donde es el rey. Rafael Nadal, visiblemente lesionado en un pie, quedó eliminado en los octavos de final del Masters 1000 de Roma tras perder por 1-6, 7-5 y 6-2 con el canadiense Denis Shapovalov. “No estoy lesionado… estoy conviviendo con una lesión. Mi día a día es muy difícil. Es difícil, la verdad… y claro que a veces me cuesta aceptarlo”, aseguró, luego del encuentro.
El número 4 del mundo y monarca en tierra -para algunos especialistas, el más grande de todos los tiempos- ganó cómodamente el primer set, pero a partir del segundo comenzó a tener problemas en sus desplazamientos afectado por la lesión crónica que sufre en el pie izquierdo y que le obligó a poner fin a su temporada pasada en el mes de agosto, lo que no hace presagiar algo bueno de cara a su objetivo de conquistar un 14º título en Roland Garros (del 22 de mayo al 5 de junio).
“Me lastimé de nuevo el pie y tengo mucho dolor. No es nada nuevo, es algo que está ahí desafortunadamente. El día a día es difícil. Muchos días no puedo entrenarme de forma adecuada, a veces me cuesta aceptar esa situación. Hoy me empezó a doler a mitad del segundo set y se ha vuelto insoportable”, admitió Nadal, que por ahora no piensa renunciar a Roland Garros.
“Mañana (viernes), tenga lo que tenga, me voy a levantar fatal. Porque ya me aguanto más los antiinflamatorios, vivo con montones de antiinflamatorios diarios para darme opciones de poder entrenar; si no, no entreno. Esa es mi realidad. Pero hay momentos que no se puede. Será hasta que mi cabeza me permita asumir el reto de aceptar que los días son así. Y un día mi cabecita dirá basta, porque no se puede vivir continuamente así”, expresó luego.
Nadal regresó a comienzos de año y ganó el Abierto de Australia, en una final extraordinaria, para sumar su 21º Grand Slam, récord absoluto, para luego festejar en Indian Wells. Pero allí volvió a frenar la máquina por una fisura en las costillas y reapareció en las canchas en el Masters 1000 de Madrid la semana pasada, cuando perdió en cuartos de final con su joven compatriota de 19 años Carlos Alcaraz, la nueva sensación del circuito ATP. Ahora, Shapovalov -lanzó misiles desde el fondo de la cancha y fue implacable en la red- se enfrentará en cuartos de final con el noruego Casper Ruud.
El mallorquín sufrió diversas lesiones a lo largo de su carrera. Una más dolorosa que otra. La última, desde 2005, se trata de una enfermedad crónica llamada síndrome de Müller-Weiss en su pie izquierdo. Es degenerativa, una anomalía en el desarrollo del tejido del escafoide tarsiano. Es el hueso del arco del pie, que es fundamental para el movimiento. Según se sabe, no tiene cura y no puede tratarse con ninguna operación. Si bien suele manifestarse a partir de los 40 años, en Nadal apareció mucho antes.
Un día antes, sus sensaciones presagiaban esta situación incómoda, dolorosa. El español sorprendió al irse a entrenarse inmediatamente después de terminar su primer partido, en el que demolió a John Isner en poco más de una hora. “Desde que volví ya he dicho en varias ocasiones que tengo prisa por encontrar las mejores sensaciones posibles, esas que he perdido a raíz de la lesión. Necesito trabajar tanto como pueda en las dos próximas semanas, esa es la única manera de darme las oportunidades para competir al mejor nivel”, aseguró.